sexo-interracial-2

Sexo interracial ¿os he hablado de Bakhit?

A estas alturas creo que ha quedado bastante claro que no tengo muchos reparos en contar mis historias más calientes, mis relaciones más lascivas y morbosas, porque recordar aquellos momentos y compartirlos aquí con vosotros me permite volver a sentir esa misma pasión, y desde luego que me encanta. Han sido muchas las experiencias que he disfrutado de manera totalmente inesperada, porque sigo pensando que las mejores cosas de la vida llegan cuando te dejas fluir. Así ocurrió hace un par de años, cuando conocí a Bakhit, un chico que me ayudó a cumplir una de mis más grandes fantasías: disfrutar del sexo interracial. Porque Bakhit era negro, con todo lo que eso conlleva…

Siempre había sentido curiosidad por ese tipo de personas. No es nada racista, simplemente los veía diferentes y me provocaban esa curiosidad natural de pensar que si también lo serían a la hora de disfrutar del sexo. Luego, cuando aprendí un poco a manejarme en este tipo de historias, supe que los chicos negros estaban habitualmente mejor dotados que los blancos. Lo confirmé a través de algunos videos y fotos que encontré por aquí, pero claro, aquello podía estar trucado, o simplemente habían escogido a los chicos con pollas más grandes, algo lógico en estas producciones. Así que me prometí a mí misma que algún día lo comprobaría por mi cuenta, en vivo y en directo. Y la ocasión se me presentó en aquél caluroso día de verano, cuando menos lo esperaba.

Visita a la finca de mis abuelos paternos

sexo-interracial

La familia de mi padre siempre ha tenido bastante dinero, y eso también me ha permitido a mí disfrutar de una infancia y una juventud bastante plácida donde no me ha faltado de nada. Además, siempre he sido la nieta favorita de mis abuelos, así que no me sorprendió para nada que me invitaran a pasar unos días a su finca, a las afueras de la ciudad, un lugar donde se respira naturaleza por los cuatro costados, y donde ellos suelen pasar los meses de verano, disfrutando de la piscina y del aire puro del campo. Hacía tiempo que no iba a la finca, porque normalmente mis veranos han sido muy ajetreados, pero esta vez no pensaba desaprovechar la ocasión. Claro que tampoco me imaginaba lo que iba a suceder allí con su nuevo empleado.

Conocí a Bakhit esa misma tarde

Cuando llegué saludé a mis abuelos, que me recibieron con los brazos abiertos. Almorzamos juntos y nos pusimos al día. Yo les conté la parte aburrida de mi vida, claro, porque tampoco quería escandalizarles con mis historias más morbosos y calientes. Después de aquello me retiré un rato a dormir la siesta, y desde mi ventana escuche que alguien estaba trabajando abajo, en una de las zonas de la finca dedicada a los animales. Me asomé y vi su cuerpo, totalmente oscuro. Iba sin camiseta y llevaba solo unos vaqueros que se ceñían a sus piernas haciéndole un trasero increíble. El sudor perlaba su torso como el de un auténtico Dios. A pesar del calor, decidí bajar para conocer a aquel Adonis moreno. Y fue la mejor decisión que pude tomar, eso seguro, porque eso nos llevó a todo lo demás.

Visita al establo con Bakhit

Me acerqué a él poco a poco y decidí saludarle. Se sobresaltó al principio, al verme tan cerca, concentrado como estaba en su trabaje. Me presenté como la nieta de los señores, y él quiso darme la mano, diciéndome que se llama Bakhit. Pero yo aproveché la ocasión para acercarme y darle dos besos, mientras tocaba sus marcados bíceps. Iba totalmente sudado y aquello me ponía aún más. Me explicó, en un español casi perfecto, que llevaba solo unos meses trabajando para mis abuelos, pero que eran los mejores jefes que había tenido. Le gustaba su trabajo, mantener la finca decente, costar el césped, cuidar de los animales… Entonces recordé el establo que mis abuelos tenían, y le pregunté si podíamos ir a ver a los caballos. Él me sonrió y me dijo que por supuesto. Me tomó de la mano y nos dirigimos hacia esa zona, donde el olor era algo fuerte, pero tampoco me concentré demasiado en eso. Bakhit me enseñaba a los dos caballos que tenían allí, como los cuidaba, les daba de comer… Y yo cada vez estaba más caliente.

Terminé cabalgando salvajemente sobre Bakhit

sexo-interracial-3

Sabiendo que estábamos solos, era cuestión de tiempo que pasara lo que tenía que pasar. Le dije a Bakhit que me gustaban los caballos negros, porque eran poderosos, fuertes y estaban muy bien dotados. Él me entendió perfectamente, y me dijo que sí, que eran los mejores dotados de todos. Me acerqué y le besé, y aunque al principio parecía un poco preocupado, por si nos pillaban, fue bajar mi mano a su paquete y olvidarse de todo. Aunque todavía no estaba excitado, la tenía enorme. Cuando me agache para sacarla del pantalón me quedé literalmente con la boca abierta. Jamás había tenido una así de grande en mis manos, y además era muy gruesa. Se la chupé mientras seguía creciendo  y creciendo, y llegado el momento, él me alzó y me penetró, mientras me sostenía con sus brazos. La sentí dentro y fue como una explosión de placer al instante. Luego le tiré al suelo y para demostrarle mi capacidad como jinete, le cabalgué la polla como toda una profesional, mientras él se deleitaba manoseando mis tetas. Me corrí antes que él, así que se la sacó y acabó llenándome toda de leche.

Sobre el sexo interracial

Aquel día descubrí que todo lo que se cuenta sobre el sexo interracial es real, al menos si tienes la suerte de encontrar a un verdadero semental como Bakhit. El chico tenía una polla enorme y además sabía cómo utilizarla, porque al fin y al cabo el tamaño no es lo único que importa. Cada chica tiene sus preferencias, por supuesto, pero yo disfruto muchísimo cuando estoy con un chico negro, cuando veo el contraste de su piel morena con la mía, casi siempre demasiado blanca, y pienso que voy a perder el control en cualquier momento con él. Y sí, los chicos negros suelen estar mejor dotados, así que si tienes la ocasión de comprobarlo por ti misma, no te lo pienses y aprovecha, porque una experiencia así debería ser obligatoria.